Capítulo 83
Tan pronto como las puertas del ascensor se cerraron detrás de él. Algunos empleados suspiraron aliviados, otros aprovecharon para correr al baño, y entre las mujeres, incluso algunas casadas, el comentario fue inevitable:
— Es un bombón — dijo una de ellas, abanicándose discretamente el rostro.
— Un bombón que me gustaría en mi desayuno… todos los días — completó otra, arrancando risas.
El magnetismo de Alexander Blake era innegable, y su simple caminar por los pasillos de la empresa parecía siempre dejar un rastro de suspiros y pensamientos prohibidos.
Salió del ascensor y fue directo al departamento legal. Tenía una reunión programada y, si pasaba primero por su oficina, seguro se atrasaría. Al entrar en la sala de reuniones, saludó con un leve gesto y esperó a que todos se acomodaran.
Mientras los demás aún se ajustaban en sus sillas, sintió vibrar su móvil en el bolsillo de la chaqueta. Era un mensaje de texto de su padre:
"Hijo, cuida de la seguridad de la casa. Me e