Capítulo 28

Alexander conducía con los ojos fijos en la carretera, pero no veía nada. Los nudillos de sus dedos estaban blancos de tanto apretar el volante.

La imagen de él llegando justo en el momento en que Ethan apoyaba sus labios en los de ella.

Isadora no se apartó.

Ella no lo detuvo.

Alexander se frotó el rostro con rabia. ¿Por qué ella no dijo nada? ¿Por qué lo permitió?

O, peor, ¿será que sólo él quería creer que había algo entre ellos? Algo más allá del deseo. Algo más allá de las noches intensas y de los susurros entre las sábanas.

— Idiota… — murmuró para sí mismo.

Detuvo el coche en el arcén unos segundos, los dedos aún temblando.

Respiró hondo. Una. Dos veces. Pero no sirvió de nada. El sabor amargo de la duda quemaba más que cualquier whisky.

Miró el celular en el asiento de al lado. Podría volver. Podría exigir respuestas.

Pero no haría nada.

Al menos no hasta poder entender lo que él mismo sentía. Porque, en el fondo, lo que lo estaba hiriendo… era la posibilidad de ha