Capítulo 260
Livia bostezó, estirándose antes de levantarse y subir a su habitación.
— Buenas noches, hermano — murmuró, medio adormilada.
— Buenas noches — respondió Oliver, sin moverse.
Con la casa en silencio, permaneció en el sofá, solo la luz de la lámpara detrás de él. Recostó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos; no quería acostarse todavía. La cena había sido abundante, y su estómago pesado pedía un tiempo antes de cualquier descanso más profundo.
Respiró hondo. Cada músculo de su cuerpo se quejaba, pero su mente, inquieta, no quería desconectarse por completo. Estaba inmerso en pensamientos sobre el día, sobre Aurélie…
— Mejor espero un poco antes de dormir — murmuró para sí mismo, casi en un susurro.
De repente el sueño lo envolvió, pesado y confortable, allí mismo en el sofá. Pero, en medio de sus sueños, alguien lo despertó con un beso inesperado. El ambiente estaba oscuro, las sombras bailando con la luz de la lámpara de fondo, haciendo imposible identificar a la per