Capítulo 153
No muy lejos de allí, en el centro de la ciudad, Matthew enfrentaba el montón de papeles sobre su escritorio. El informe mensual de la empresa de su padre parecía una pesadilla: números en rojo, deudas crecientes, proveedores impacientes. Desde que había tomado las riendas del negocio, la sensación de cargar con el mundo sobre los hombros solo aumentaba. Pasaba los días intentando arreglar el desastre que Mason había dejado, pero, con cada nueva hoja de cálculo, la esperanza de salvar la empresa parecía escaparse entre sus dedos.
El teléfono estaba pegado a su oído, pero la mente de Matthew todavía estaba perdida en los números. Hasta que dio un salto cuando la voz de su amigo explotó del otro lado de la línea:
—¡Motherfuck! ¿No me estás escuchando, joder?
Matthew cerró los ojos, suspiró y respondió seco:
—Sí te escucho, habla.
—¡Ya lo dije todo! — replicó el amigo, irritado.
—Entonces dilo de nuevo — dijo él, con la paciencia al límite.
Del otro lado, una risa burlona.
—