Capítulo 102
A la hora del almuerzo, Scarlett soltó los rotuladores y se acercó a la mesa de su padre.
— Papá, tengo hambre… y sed. ¿Nos vamos a casa? — pidió, con aquella mirada dulce que sabía usar tan bien.
Él sonrió.
— Podemos salir a almorzar juntos. Después, el conductor te llevará a casa. Yo tengo que quedarme, hija.
Ella pensó unos segundos y asintió.
— Está bien, papá.
— Entonces, vamos — dijo él, tomando la chaqueta y llamando a su secretaria para organizar su agenda de la tarde.
Scarlett sostuvo firme la mano de su padre mientras salían de la oficina, imaginando qué pediría en el restaurante.
En el coche, camino al restaurante, fue anunciando con una sonrisa pícara:
— Papá, quiero dulce en el almuerzo. Pudín… chocolate… y helado también.
Alex fingió una expresión seria.
— Carne, verduras… y después un dulce.
— Ay, papá… — ella hizo un mohín, cruzando los brazos. — Eres muy exigente.
Él rio, despeinándole suavemente el cabello.
— Es para que crezcas fuerte y sana. Si fueran