Capítulo 100
Seis años después, Alexander estacionó el coche en el garaje, como hacía todos los días al volver del trabajo. El reloj marcaba las siete de la noche. Le extrañó el silencio. Ningún sonido de risas de niños, nada.
Frunció el ceño, apagó el motor y salió del coche. Tomó la carpeta del asiento trasero y caminó hasta la puerta principal. Al girar la llave, notó que las luces estaban apagadas.
—Qué extraño... —murmuró para sí.
Apenas dio el primer paso dentro de casa, las luces se encendieron de repente. Un coro animado resonó en el ambiente:
—¡Happy birthday to you!
Alexander se congeló por un instante, sorprendido, mientras decenas de voces cantaban con entusiasmo. Amigos, familiares y compañeros de trabajo aparecían por todos lados, sonriendo y aplaudiendo. Globos dorados y negros llenaban el espacio, y un enorme "50" brillaba sobre la mesa principal, junto a un pastel con cinco velas doradas.
—¡Sorpresa! —gritaron los niños, corriendo a abrazarlo.
Él soltó una risa emocio