El edificio de Valmont Innovations se alza ante mí como un monumento familiar. Mi padre construyó este imperio desde sus cimientos y, como hija única, crecí entre estas paredes, aprendiendo a mantener la espalda recta, el rostro imperturbable y el corazón bien escondido. Hoy, más que nunca, necesito cada una de esas lecciones.
Entro a mi oficina y me encierro con una carpeta repleta de reportes. Aunque me cuesta concentrarme. Me arden las piernas, no por dolor, sino por el recuerdo de Cassian, de su enorme m*embro embistiéndome sin tregua contra la columna de su cocina. El deseo persiste. Sucio e irremediablemente vivo.
Sacudo mi cabeza y me obligo a enfocarme.
Mi trabajo en el área administrativa implica que debo preparar todos los datos financieros del último trimestre, mi padre ha ordenado que revise los costos estimados de implementación y la proyección logística de Iris Connect, el proyecto en conjunto entre Valmont Innovations y Vortex Technologies del cula hace poco tengo conoci