Una semana después
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Ha pasado una semana desde que Darius cayó muerto con una bala en el pecho y otra en el alma podrida que siempre arrastró consigo. Desde entonces, el mundo ha seguido girando, aunque para mí, todo parece moverse a un ritmo diferente.
Silencioso. Precavido. Como si estuviéramos todos parados sobre hielo quebradizo.
Gracias a mis conexiones, y a las de Edward, la muerte de Darius se manejó con absoluta cautela. Ni un solo medio se atrevió a publicar titulares. Ningún reportero, ningún paparazzi. La versión oficial que dimos fue sencilla: un accidente trágico. Y nadie quiso excavar más profundo. La policía lo archivó con una velocidad que solo el poder y el dinero pueden comprar. Al menos por ahora.
Pero el silencio tiene un precio.
Y ese precio lo pagamos hoy.
Estamos reunidos en una sala de juntas privada en una de las oficinas legales de los Valmont. No hay ventanas, solo una larga mesa de madera pulida, papeles clasificados en carpetas color marfil, y vasos con a