—¡Caramba, don Luis es demasiado duro, ¡entró con todo!
— ¡Cinco millones por partida? ¡En mi vida he oído una apuesta tan grande!
— Don Luis ya no puede más, quiere entrar él mismo y recuperar todo lo que perdió.
— Dicen que don Luis solo perdió una vez en su vida, ¡y desde entonces no ha vuelto a perder!
— Contra este jovencito, ¡parece que encontró a su rival!
Con las palabras de don Luis, la atmósfera se electrificó.
¡Los apostadores, uno tras otro, se pusieron rojos de la emoción!
¡Todos querían saber si ganaría don Luis o Faustino!
— Este dueño del casino debe ser más astuto que Damián...
— La pregunta es, ¿qué tipo de trucos usará?
Faustino lo pensó un momento y asintió.
— Cinco millones por ronda, ¡claro que juego! Pero no veo tu dinero ahí, ¿acaso piensas jugarme sin nada?
—¡Pum, pum!
¡Larisa y Victoria, al oír que Faustino aceptó la apuesta, sintieron que sus corazones latían a mil por hora, casi les salían de la boca!
Por la confianza que tenían en Faustino, no intervinieron