Con un dolor insoportable y lágrimas incontenibles, Ximena se abalanzó sobre Alejandro, golpeándolo con puños y patadas.
—¡Maldito hijo de perra, eres peor que una bestia!
—¡Yulia era una persona maravillosa y tú la mataste a sangre fría!
—¡¿Cómo te atreves a seguir viviendo?!
Faustino, con los ojos enrojecidos y sin poder contener su rabia, se lanzó hacia adelante y le rompió casi la mitad de los huesos a Alejandro con una serie de golpes brutales.
Alejandro despertó del trance hipnótico escupiendo sangre a borbotones, sin fuerzas ni para hablar.
—¡Carajo! ¡Nunca imaginé que Alejandro fuera tan desalmado!
—¡Maldito bastardo, mátenlo!
—¡Mátenlo!
—¡Maten a esta bestia!
Los que grababan el video, al conocer la verdad, maldecían a Alejandro llenos de indignación.
—Director, ¿todavía deberíamos ayudar al señor Araya? —susurró Mariano nerviosamente.
—¡Idiota! ¿Quieres que nos suicidemos ayudándolo ahora? ¡Mejor distanciémonos de todo esto!
El director, con expresión sombría, regañó a Marian