De repente, Rosalba, quien fingía estar dormida, notó los movimientos de Lara y abrió los ojos.
—Lara, espera, ¿a dónde vas? —susurró en voz baja.
Mientras hablaba, Rosalba también se levantó con sumo cuidado, tratando de no hacer ni el más mínimo ruido.
—Rosalba, yo... solo quería ir al baño. Perdón por despertarte...
Lara no le dijo la verdad. A pesar de que ya había dormido con Faustino y Rosalba más de una o dos veces, se sentía culpable de ir a buscarlo a escondidas.
—Shh, baja la voz. Hablemos afuera —dijo Rosalba al ver que Lara solo llevaba ropa interior, sin ningún abrigo.
Por supuesto que adivinó lo que Lara quería hacer. Ella tampoco había podido dormir, pues planeaba visitar a Faustino en secreto.
—Rosalba, ¿qué querías decirme? —preguntó Lara nerviosamente una vez afuera.
—Lara, no tienes que disimular conmigo. Sé que extrañas a Faustino. Vamos juntas a buscarlo... —dijo Rosalba yendo directo al grano.
Aunque esa tarde había rechazado la compensación de Faustino, después d