Aunque Faustino apenas los había castigado, con lo sucedido sus vidas ya serían lo bastante difíciles; era como si el cielo los hubiera castigado, vengando así a Lara.
Durante todo el incidente, Rosalba, Lara y Victoria se mantuvieron al margen observando, sin decir palabra. Cuando vieron que Bastián y los demás se habían alejado, rodearon a Faustino y comenzaron a preguntarle ansiosamente:
—Faustino, ¿dónde has estado todos estos días?
—No podíamos contactarte por teléfono, ¿sabes lo preocupadas que estábamos?
—Sí, Faustino, no sabes cuánto te ha extrañado Lara, le duele el pecho de tanto pensarte, cuando tengas tiempo, revísala.
Victoria se unió a la conversación.
—Yo... fui a las montañas a ver jade, y mi teléfono se dañó con agua, no había tenido tiempo de comprar uno nuevo, ¿cómo no iba a contestar sus llamadas de otro modo?
—Apenas bajé del avión, vine corriendo. Todo es mi culpa, si hubiera sabido que esto pasaría, habría vuelto antes.
Faustino respondió con culpabilidad, oculta