—¿Qué pasa, señorita Ruvalcaba?”— respondió Faustino con indiferencia.
—Cuando fui a Biovida para hablar de la colaboración, ¿por qué esa mujer tan guapa te hacía caso en todo? Si tú decías que no, ella decía que no. ¿Qué relación tienen ustedes dos?— Daniela, mordiéndose el labio, miró fijamente a los ojos de Faustino, como si quisiera leerle el pensamiento.
Daniela recordaba perfectamente que cuando se presentó y propuso la colaboración, todos los accionistas de Biovida estaban interesados, se notaba mucho. Pero Ximena se mantuvo impasible, siguiendo las indicaciones de Faustino. ¿Qué presidente de una empresa se negaría a ganar dinero y rechazaría una colaboración con los Ruvalcaba? ¡Y Ximena lo hizo! Eso hizo sospechar a Daniela sobre la relación entre Faustino y Ximena, sobre todo porque planeaba llevar a Faustino a casa y tenía que aclarar las cosas.
—Somos amigos de la infancia, y además, la fórmula del Elixir de Belleza se la di yo, así que tengo todo el derecho a opinar— dijo