—¡Ella no tiene ninguna relación con su familia! ¡Es una mujer libre, puede estar con quien quiera! ¡Si se atreven a hacer algo más, llamaré a la policía y los arrestaré!—exclamó alguien.
—¡Al diablo con la policía! ¡De todos modos, ya estoy harta de vivir! ¡Hoy, cualquiera que llame a la policía, este viejo lo matará!—gritó Manolo, temblando de rabia.
Con un golpe seco, la pipa de Manolo impactó contra Rosalba. La fuerza fue tal que la pipa se dobló. Inmediatamente, una marca roja e hinchada apareció en el cuerpo de Rosalba, quien gritó de dolor: "¡Ay!"
—¡Viejo maldito! ¡Si vas a pegarle a alguien, pégame a mí, no a Rosalba! ¡Hasta un conejo muerde cuando está acorralado! ¡Si siguen siendo injustos y abusando de la gente, lucharé contra ustedes!—gritó Lara, furiosa. Corrió a la casa y regresó con un cuchillo de cocina, apretándolo con fuerza.
—¡Compadre, mire a su hija! ¡Intentó matarnos!—exclamó Manolo, retrocediendo al ver el cuchillo.
—¡Esa mujer tan peligrosa, nuestra familia ya n