Faustino no tuvo piedad con esos dos descarados.
—¡No... no seas tan despiadado!
Nacho y Yolanda habían presenciado la fuerza de Faustino. Si recibían una bofetada, ¡se les caerían los dientes!
—¡Qué hablador!
Con un golpe, Faustino le dio una bofetada a Nacho, quien tambaleándose, dio varias vueltas antes de caer al suelo.
—¡No... no me pegues, lo haré yo mismo, lo haré yo mismo!
Cuando Faustino estaba a punto de darle otra bofetada, Nacho levantó las manos repetidamente y comenzó a abofetearse.
—¿Y tú? ¿Lo haces tú misma o lo hago yo?
Después de que Nacho se rindiera, Faustino le preguntó a Yolanda.
—Yo... yo misma, yo misma.
Yolanda tragó saliva con miedo y también comenzó a abofetearse.
—Olya, vigila a estos dos, me voy con Rosalba.
Después de verlos abofetearse a sí mismos unas cuantas veces, Faustino no quiso esperar más. Le dijo a Olya y se fue.
Mientras tanto, Lisy, Adrián y Alberto, debido a la pierna rota de Alberto, fueron llevados al hospital por Adrián.
—Mamá, ese bastard