Capítulo 587
Aunque Mariana ya se había mentalizado, ver a Faustino derritiéndose de ternura por Ximena le revolvió el estómago.

Sin poder contenerse, se levantó y soltó:

—Oficial Soto, ¿no será que a usted también le gusta Faustino?

Como mujer, Ximena notó de inmediato el comportamiento extraño de Mariana. Instintivamente soltó a Faustino y con una expresión peculiar respondió:

—¿Gustarme él? ¡Tendría que estar ciega o ser el último hombre sobre la tierra para siquiera mirarlo dos veces!

Aunque esas fueron sus palabras, Mariana las pronunció entre dientes, mirando a Faustino con rabia.

Ximena miró a ambos y, para provocar, dijo:

—No tiene que hacerse la difícil, oficial Soto. Es natural que le guste alguien tan extraordinario como Faustino.

—Además, con su belleza y figura, estoy segura de que si se le declara, él la aceptaría. Me encantaría tenerla como cuñada.

—De ver... eh, no bromee así. No me gusta él, jamás me le declararía —Mariana se interrumpió a media frase, negándolo todo.

Ximena, cada
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