Al ver la reacción de Mariana, Faustino por supuesto sabía que ella estaba celosa al verlo preocupado por Ximena.
Después de todo, Mariana y él habían vivido una experiencia de vida o muerte en la antigua tumba.
Entre ellos ya existía un vínculo emocional.
Físicamente, también habían tenido algunos leves y placenteros encuentros.
La última vez, al salir de la tumba, Mariana incluso le había prometido mostrarle su trasero...
Si no le gustara Faustino, ¿habría dicho algo así?
Faustino rápidamente corrió tras ella y la abrazó fuertemente por detrás.
—Señora oficial, no te vayas tan rápido.
—Cuando lleguen Amaru y Uziel, necesitaremos que te encargues de llevarlos a la comisaría.
Al principio, cuando Faustino la alcanzó y la abrazó fuertemente, Mariana se sintió algo feliz.
Pero al oír sus palabras, dio una patada al suelo enojada:
—¿Por qué necesito quedarme para algo tan trivial?
—Eres tan poderoso, tan imponente, con una sola orden, ¿no irán obedientemente a entregarse?
—¿Quién se atrev