En serio, ni siquiera sabía cómo se llamaba el tipo, ni mucho menos algún dato que me sirviera. Todo esto se sentía como un maldito juego mental, y yo estaba atrapada, sin saber qué tan grave era lo de la muerte del Alfa Thompson y qué tenía que ver con que nos tuvieran encerradas.
Por ahora, parecía que me iba a quedar así por un buen rato, atrapada en este cuarto de los mil demonios con la ventana chiquita y la puerta cerrada con llave, es en estas condiciones ¿cómo podía descubrir algo que me ayudara?
"Si te portas bien, a lo mejor dejo que tú y tu mamá salgan un ratito al sol. Claro, solo si cooperas y me dices lo que quiero saber." prometió, burlándose mientras salía del cuarto. Ni siquiera me dejó contestarle, seguro ya sabía cuál sería mi respuesta. Y sí, tenía razón: no pensaba decirle pero nada.
Este problema era de mi papá, y yo no iba a dejar que esos desgraciados arrastraran a mi amigo a esto. Podían golpearme todo lo que quisieran, pero no les iba a soltar ni una palabra.