Capítulo 86
Damián quedó atónito.

Observó la humedad en los ojos de Aitana, viendo lo afligida que parecía, y comprendió cuánto le importaba realmente.

Ella no era tan fuerte como aparentaba.

Apenas tenía 27 años, pero había acompañado a Damián a través de tanto. Lo que Damián le debía a Aitana era algo que jamás podría pagar en toda su vida.

Pero ahora, solo podía decir:

—Lo siento.

Una lágrima resbaló por la mejilla de Aitana mientras esbozaba una sonrisa vacilante:

—Damián, no necesito tus disculpas. Solo te pido que te vayas y me dejes en paz. Si realmente lo lamentas, firma los papeles.

Damián no quería firmar, no quería divorciarse, pero abandonó el apartamento.

Abajo, el coche de Damián no se marchó—

Sentado en su vehículo, con un cigarrillo blanco en los labios, estaba a punto de encenderlo cuando su mirada fue atraída por unos niños a lo lejos.

Los pequeños jugaban con petardos, emitiendo sonidos alegres de vez en cuando.

Damián contemplaba sus rostros inocentes, un tanto absorto—

En real
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