Por la noche, Susana recibió un mensaje de texto.
Enviado por Héctor, solo una palabra: [Gracias].
Lo miró en silencio por un rato, luego dejó el teléfono, sin responder ni una sola palabra. Pensó que Héctor también sabía que ella no querría tener más contacto, por eso no se había presentado personalmente, sino que había dejado que el director del hospital se encargara.
En cuanto a la bondad, eso no era necesariamente cierto, solo que casualmente lo conocía.
Los Duarte tratando a su hijo, vendiendo casa y auto, era lo que correspondía. Ella no pagaría ni un centavo, pero los recursos médicos que los Duarte no tenían, ella tenía la capacidad de ayudar un poco, después de todo era una pequeña vida.
Al caer la noche, el teléfono emitía una luz fría, Susana sonrió con tranquilidad.
Más tarde, se enteró indirectamente de que los Duarte habían vendido la casa matrimonial.
Yolanda se llevó la mitad y luego nunca más regresó, tampoco volvió a ver a Enrique, como si nunca hubiera tenido este hi