Después del beso, las expresiones de ambos eran enigmáticas.
Susana temblaba por completo. El hombre quería seguir besando, ella empujaba su pecho, pero no podía pronunciar ni una palabra de rechazo, simplemente no lo permitía. Las pupilas del hombre eran más profundas que la noche:
—¿Qué pasa? Hace un momento estuvo muy bien, claramente aún sientes algo por mí.
—Esa es tu ilusión.
Susana volteó el rostro hacia un lado.
Quería actuar como si nada hubiera pasado, quería decir que solo había sido un beso, pero los latidos demasiado rápidos de su corazón, la respiración acelerada revelaban su verdadero estado, así que se sentía incómoda.
Lucas la acercó poco a poco, mirándola fijamente a los ojos, murmurando:
—¿Recuerdas cuando estábamos bien, en los tiempos de Grupo Innovar? Cuando Damián tuvo problemas, nosotros dos en la oficina de la empresa...
Cada vez hablaba de manera más inapropiada.
La voz de la mujer se quebró:
—No sigas hablando.
La voz de Lucas se volvió más ronca:
—¿Por qué t