Encontró a Jazmín en el cuarto de Lisandra, sentada haciendo tarea.
Bajo la luz amarillenta, Jazmín escribía trazo por trazo, muy concentrada.
Su carita blanca, delicada y alargada, era idéntica a Lucas.
A un lado, Lisandra la acompañaba, con expresión de ternura, mirando a Jazmín sin parpadear, toda llena de orgullo.
Jazmín era hermosa y tenía las mejores calificaciones de todo el grado.
Como abuela, por supuesto estaba muy feliz.
Se escucharon pasos en la puerta, Lisandra alzó la vista, era Susana, no pudo evitar decir con mucho cariño:
—Ven a ver la letra que escribió nuestra Jazmín, es mucho mejor que la de Lucas cuando era pequeño, me da mucha alegría verla. ¡La próxima junta de padres déjame ir a mí!
Jazmín no se detuvo, siguió escribiendo con la cabeza baja, dijo con voz clara:
—Aunque normalmente papá y mamá van a las juntas de padres, si abuela insistes, también puedo decirle a la maestra que mi abuela realmente quiere ir.
Lisandra al sentirse valorada, se le iluminó el rostro