Cuando recobró la conciencia, estaba en el hospital.
Joaquín le estaba examinando la cabeza.
Toda la familia Uribe estaba presente.
Lisandra le sostenía el rostro entre las manos, con cara de preocupación:
—Ya lo decía yo, Damián apenas se operó y su cerebro aún se está recuperando. El chofer fue muy descuidado, ¡espero que no se haya golpeado ningún lado importante!
Lucas quiso decir algo sarcástico, pero se lo tragó.
Fernando y Lina naturalmente estaban preocupados.
En el pasillo del hospital se escucharon pasos apresurados, luego se abrió la puerta y Aitana entró apresuradamente.
Damián levantó la vista y se encontró con sus ojos llenos de preocupación.
En uno o dos segundos, algo extremadamente complejo pasó por los ojos de Damián, pero la situación estaba muy caótica y Aitana no se dio cuenta. Lo miró fijamente y le preguntó a Joaquín que estaba al lado:
—¿No hay nada grave?
Joaquín sonrió:
—Solo heridas menores superficiales, todo lo demás está bien. Solo hay que vigilarlo esta n