POV JARETH
Estacioné el auto afuera de la mansión. Durante el trayecto no cruzamos palabra y, por Dios… qué difícil fue.
Verla temblar así, y no por lo que ella misma provocó en mí, sino por miedo… me estaba matando. Isabel Valente es la mujer más fuerte que he conocido después de mi madre. No se deja vencer por nadie y siempre se reconstruye, sin importar el dolor.
Pero esto ya había sobrepasado los límites. Alguien quiere hacerle daño. Sé que su ex esposo es un imbécil capaz de muchas cosas, pero también sé que la ama, a su modo. No sé si se atrevería a lastimarla. O tal vez sí.
La observo y no puedo evitar sentir este deseo contenido. Quisiera arrancarle el miedo a besos y gemidos. Pero sé que no es el momento.
—Sube, yo entraré después —le digo con voz baja. Ella asiente y abre la puerta.
—Isabel… todo estará bien.
Ella me sonríe. Es hermosa, aunque asustada y triste. Esos ojos, esos labios… maldita sea, ni siquiera la he tocado y ya sé que me aceleró el pulso. ¿Qué diablos me est