POV JARETH
—¿Y por qué no debería serlo? —mi voz llenó la oficina antes de que alguien pudiera seguir discutiendo.
Los tres pares de ojos se giraron hacia mí Sam, con su expresión de hielo, Celina, con esa sonrisa venenosa que siempre me repugnó e Isabel… ella. La mujer que me destrozó en cuestión de segundos con esas palabras de mierda estaba congelada, no se si por mi presencia o por la amenaza que acaba de recibir.
Me apoyé contra el marco de la puerta con los brazos cruzados. El aire estaba espeso tanto que podía cortarse con un cuchillo y por alguna razón que no entendía del todo, cada fibra de mi cuerpo me pedía estar allí. Con ella. Aunque me quemara, aun sabiendo que ama a otro.
—No me creen capaz de protegerla —dije despacio, como si degustara cada palabra—. Interesante.
Isabel evitó mi mirada. Celina en cambio dio un paso hacia mí, como la arpía que era.
—Jareth, esto no tiene nada que ver contigo. No deberías… —mi mirada asesina hizo que bajaras la mirada, estoy harto que