La lluvia caía con furia sobre la ciudad, como si el mismo cielo quisiera arrastrar con él todo lo que había sucedido. Las calles estaban vacías, pero la tensión se podía sentir en el aire, pesada, densa. Ethan caminaba solo por el corredor oscuro de un viejo edificio, su paso resonando en el suelo de mármol frío. Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, como recuerdos dispersos que se negaban a desvanecerse.
La puerta ante él estaba cerrada, como todo lo que había tratado de mantener oculto durante años. Se detuvo frente a ella, exhalando lentamente, y sintió el peso de lo que estaba a punto de hacer. Abrió la puerta con calma, pero su cuerpo estaba tenso, preparado para lo que iba a suceder.
Dentro, los miembros de la agrupación Elite, aquellos hombres que lo conocían mejor que nadie, lo esperaban en silencio. La mesa estaba llena de papeles, pantallas brillando con información confidencial. Un aire de expectación flotaba en el cuarto, y aunque la misión era clara, la duda per