Eirin se encontraba en la misma mansión que había sido su prisión durante tanto tiempo, pero esta vez, no se sentía como una prisionera. Había algo diferente en el aire, algo pesado y denso, como si la misma oscuridad que la rodeaba ahora la hubiera abrazado con una fuerza inusitada. Su cuerpo todavía sentía el dolor de la batalla interna, pero su mente estaba completamente centrada en lo que tenía por delante. Una confrontación. Una verdad que la esperaba, y que quizás podría destruir todo lo que pensaba que sabía de su vida pasada, de su infancia.
Frente a ella estaba Nora, la mujer que había jugado con su vida durante tanto tiempo, manipulándola desde las sombras. Su presencia en la mansión no había sido casual. Eirin sabía que ella había estado involucrada en todo desde el principio, pero ahora, sus pasos la conducían a la última revelación que faltaba. La verdad detrás de su origen, y todo lo que había sido ocultado de ella.
Nora la miró con una sonrisa vacía, sin nerviosismo, co