CAPÍTULO 94. Ecos del pasado.
Capítulo 94
Ecos del pasado.
La luz que entraba por las persianas de la habitación de la clínica era pálida y nada consoladora. Teresa despertó lentamente, con el sustito incómodo del miedo en el pecho y el pulso todavía acelerado por la noticia que recibió la noche anterior.
Al abrir los ojos se vio rodeada de paredes blancas y una ventana con cortinas abiertas que mostraba la ciudad. A un lado, monitores que marcaban su ritmo cardíaco y de la presencia tranquila y reconfortante de Julián, que no se había separado de su silla en toda la noche.
—¿Cómo te sientes? —preguntó él, con la voz hecha de una mezcla de alivio y preocupación.
Ella giró la cabeza. Sus manos temblaban apenas al rozar la sábana.
—Como si me hubieran arrancado algo —murmuró—. Y no sé cómo encajar lo que vi.
Julián tomó sus dedos entre los suyos, apretándolos con delicadeza.
—Respira. Estás con nosotros. Estás a salvo.
El doctor regresó con los resultados: la evaluación de choque y los exámenes de rutina. Se acerc