CAPÍTULO 57. A un paso de la verdad.
Capítulo 57
A un paso de la verdad.
El sol de la mañana se colaba a raudales por los ventanales de la sala de juntas de las Clínicas Herrera, situada en lo alto de uno de los rascacielos más imponentes de la ciudad.
El paisaje urbano a sus pies, con avenidas cavernosas de tráfico y edificios que rozaban el cielo, contrastaba con la tensión contenida del consejo de administración extraordinario recién convocado. En el centro de la sala, una larga mesa de madera oscura brillaba bajo la luz natural, rodeada de sillones de cuero negro en fila a cada lado.
Don Carlos Herrera ocupaba el asiento principal, elevado por un pequeño estrado de madera. A su derecha, Adrián Martínez y Valeria, su hija.
Hombres y mujeres de impecable trajes oscuros, se afanaban en revisar apuntes y presentaciones. El murmullo de conversaciones de pasillo había sido sustituido por un silencio expectante en el que sólo resonaba el tic tac de relojes, el sonido ligero de documentos pasados y el leve zumbido del air