CAPÍTULO 259. Resistir no es esperar.
Capítulo 259
Resistir no es esperar.
Teresa abrió los ojos sin avisar, con la sensación de haber vuelto a un lugar al que no sentía que pertenecía.
Al principio no entendió dónde estaba: el sonido de los respiradores, el pitido mecánico de los monitores, la presencia de manos que la movían con una técnica distante. Todo le llegaba filtrado, como si hubiera despertado desde el fondo de un sueño que no era suyo.
Trató de levantarse de la camilla y una marea de dolor le recorrió el costado. Intentó gritar, llamar a alguien, pero la garganta le ardió. Una enfermera que se acercó a ella la sujetó con suavidad, como si ese gesto fuera lo único humano en la habitación.
—Tranquila —dijo la mujer, en voz baja—. Está en unidad de cuidados. Está segura.
Teresa clavó los ojos en la mujer que tenía frente a ella, buscó en su cara una mentira o una verdad. No encontró ni una ni otra. Solo la obligación profesional, que a veces suena igual que la indiferencia.
—¿El bebé... está bien? —pregunt