CAPÍTULO 20. Heridas y verdades que arden.
Capítulo 20
Heridas y verdades que arden.
Isabela no durmió. No después de ese beso que le robó Gabriel, y mucho menos después de esa fotografía que alguien había dejado bajo la puerta con una severa amenaza en el reverso.
Gabriel desapareció en su despacho apenas se cerró la puerta del penthouse, con la fotografía en la mano y el rostro más endurecido que nunca. No pronunció ni una palabra más. Solo ese silencio férreo que a ella le estaba empezando a desgarrar los nervios.
El beso que se dieron había sido un error. O tal vez no.Pero el problema no era ese.
El problema era lo que había despertado en ambos. No era ternura. Ni mucho menos amor. Era algo mucho más peligroso: necesidad y un deseo oscuro.
Encerrada en su habitación, descalza y aún con el vestido negro sobre su cuerpo, que olía al perfume de Gabriel. Isabela se sentó frente a su computadora. No podía quedarse inmóvil. Necesitaba respuestas. Y estaba segura de que las tendría.
Valeria. Todo conducía a ella.