Capítulo 180

Un descanso de la realidad.

El día siguiente amaneció tan claro que no parecía real después de tantos días de lluvia.

Isabela abrió los ojos y lo primero que vio fue el ventanal inundado de luz. Por un instante, no recordó en qué día estaban ni cuánto tiempo había pasado desde que todo se volvió caos.

Vio que Gabriel aún dormía a su lado, recostado boca arriba con la cabeza ladeada y una expresión de paz que pocas veces le había visto.

Se quedó observándolo por un rato. El cabello le caía sobre la frente y su respiración era lenta, profunda. Pensó que si el mundo terminara en ese momento, al menos le habría tocado verlo así: tranquilo, sin la carga de los secretos ni la urgencia de las batallas que habían luchado juntos.

Se levantó despacio para no despertarlo, con los pies descalzos sobre el piso frío, y caminó hasta el baño a lavarse los dientes y darse una ducha.

No quiso encender ninguna luz; todo parecía suficiente así, natural, como si por fin el tiempo les diera u