Capítulo 169

Crudas decisiones.

Silvio aún se mantenía inmóvil en el umbral. No podía despegar sus ojos de la silueta medio desnuda que tenía en frente. La había pensado mucho, la deseaba.

Venía a cortar de raíz con todo lo que estaba pasando entre ellos, pero verla así, tan sensual, tan seductora, lo había dejado sin aire.

Valeria lo invitó a pasar con un gesto que hizo con su mano. Una sonrisa perversa se le dibujó en su rostro y él, con su voluntad tan frágil, no pudo negarse.

Cruzó el umbral y la puerta se cerró tras su paso con un ruido amortiguado y la sala pareció tragarse el resto del mundo. Afuera la ciudad seguía su ritmo indiferente; adentro, el pulso de la casa segura latía al compás de dos cuerpos que se buscaban como quien busca refugio en medio de una tormenta.

Silvio no había planeado ir; había ido porque el celular le devolvió un mensaje que parecía más bien un desafío y a promesa junta. “Estoy aburrida. ¿Vienes?”.

La respuesta fue instintiva, un impulso que no pregun