CAPÍTULO 154. Cenizas y promesas.
Capítulo 154
Cenizas y promesas.
La sala privada del crematorio tenía una luz tenue, un óvalo cálido que dejaba el resto de la habitación en penumbra; afuera, la tarde se desgranaba en una lluvia fina. Sobre una mesa baja reposaba la urna de madera, sencilla, con una placa pequeña donde estaban grabados su nombre y las fechas. Al lado, una fotografía en blanco y negro, tomada por Silvio en aquel café donde Elena había sonreído sin saber que la cámara la capturaba. Una vela, ya algo consumida, lanzaba sombras en las paredes.
Isabela sostuvo la urna como si fuera un cristal frágil. Sus dedos temblaban y la madera tenía una tibieza que le pareció casi humana.
Gabriel se apoyó en la pared, la mirada fija en la placa, como si quisiera leer todas las verdades que la vida les había negado. Teresa incluyó en su bolso la foto arrugada que llevaba siempre; Julián no miraba la urna, sólo sus manos, que apretaba y soltaba en un gesto rítmico. Silvio se quedó a un lado con una carpeta debajo del