CAPÍTULO 150. El último sacrificio.
Capítulo 150
El último sacrificio.
Elena despertó con un sabor metálico en la boca y la sensación de que alguien la miraba desde el otro lado del vidrio. Al principio creyó que era su imaginación: la penumbra y el zumbido de las 0máquinas confundían sus sentidos. Pero cuando abrió los ojos, la realidad se le vino encima en franjas: el techo blanco, las luces en fila, bisturíes ordenados en una bandeja metálica, unas manos desconocidas que le ajustaban tubos con la precisión de quien repite un gesto aprendido mil veces.
Le intentaron sujetar la cabeza, pero Elena no pudo evitar escupir la primera pregunta, la más humana y cobarde: “¿Dónde estoy?”.
La mujer solo pronunciaba en voz alta aquello que escribía en una libreta.
—Laboratorio clínico asociado. Sujetos en recuperación. Mantener sedación hasta que estén estables.
La frase sonó como una sentencia y la obligó a recomponer los fragmentos de su memoria: el secuestro en la bodega, el parpadeo del proyector, el calor del pecho de Gabri