Mundo ficciónIniciar sesiónParís dormía sobre un laberinto.
Bajo las avenidas resplandecientes y los palacios de mármol, se extendía otra ciudad: húmeda, silenciosa, poblada por ecos y pasos que nunca llegaban a la superficie. Allí descendió Gabriel, con una lámpara cubierta y un propósito que lo mantenía despierto desde la noche anterior.El aire olía a piedra y secreto.
Los pasajes se abrían como bocas antiguas, cubiertos de inscripciones y marcas de tiempos revolucionarios. En una pared ennegrecida aún se le&ia






