Mundo ficciónIniciar sesiónEl muelle de Calais estaba envuelto en una neblina densa, de un gris que parecía absorber la luz del amanecer.
El mar, embravecido, golpeaba contra las rocas, y el aire olía a sal, carbón y humo de las hogueras que los soldados franceses encendían para espantar el frío. Eleanor descendió del barco con la capucha ceñida, el corazón latiéndole con violencia.Atrás quedaban los salones resplandecientes de Londres, el aroma a té y cera de abejas, los paseos ordenados entre rosales donde el mayor peligro era un comentario malicioso.
Aquí, en cambio, el aire pesaba de miedo. Las cal






