Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl sol de Dubái no perdonaba, era un martillo de luz sobre el parabrisas polarizado del Mercedes Maybach blindado, Tariq Al-Farsi apretó el acelerador ignorando los límites de velocidad de la Sheikh Zayed Road.
Necesitaba ver a su madre Fátima y saber de su padre, necesitaba que alguien, cualquiera, le dijera que la caída del Consorcio no significaba el final de su mundo, necesitaba que Eleanor no tuviera razón cuando le advirtió tantas veces sobre Amir y él como un tonto se negó a creerle.
Mentira, trampa, las palabras de Eleanor resonaron en su mente y lo estaban acuchillando mientras conducía. Había caído en el juego de Amir, creyendo que Eleanor era la responsable de la traición y la causa de su desgracia. Había huido de Nueva York sintiéndose humillado, y en su mente, la Rosa del Desierto era la culpable de la herida a su orgullo.
No







