Una semana después, las acciones del Grupo Harrington colapsaron por completo y, finalmente, presentaron la solicitud de quiebra.
Las noticias financieras de Nueva York se llenaron de fotos de Elina Harrington.
León había conseguido su victoria comercial. Había ganado... pero después, lo perdió todo.
Sostenía un pequeño papel entre las manos, la última hoja que yo había dejado.
En ella estaba escrito: 99/99.
Él había creído que todo esto era solo un juego, pero ahora entendía que ese número era la medida de mi amor por él. Él mismo lo había borrado.
—Isabela, sé que cometí un error, ¿dónde estás? —murmuró, la voz llena de dolor.
A medianoche, el celular empezó a sonar insistentemente. Era el detective privado Roberto.
—Señor Vincent, tenemos noticias sobre la señorita Rossi.
León agarró el celular, nervioso, como si fuera lo único que pudiera sacarlo de su desesperación.
—Está en África, en Mali. En un instituto de investigación médica apartado.
Hubo un breve silencio al otro lado de l