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Nina.

Nacer en una cuna mafiosa nunca fue mi deseo, sino una fatalidad en mi vida. De tres hermanos, dos hermanas y un hermano mayor, soy la única que no acepta las reglas de este submundo. Un mundo violento, ilícito y dominado por los hombres, donde las mujeres, aunque hayan nacido en esta cuna, son tratadas como mera mercancía. Así ocurrió con Jude, que fue obligada a casarse con un banquero corrupto, y con Maya, que fue prácticamente vendida a los rusos. Todo para mantener el poder en el conjunto de la familia Guerra. Nunca aceptaré ese triste final, preferiría mil veces deslizar una afilada cuchilla por mis muñecas, que rendirme a cualquier otro mafioso y ser tratada como su marioneta particular de su egoísta y trágicamente poderoso pequeño mundo.

- Nos veremos en la biblioteca dentro de unos minutos. - advierte mamá asomando la cabeza por el hueco de la puerta que acababa de abrirse. ¿Otra reunión familiar? resoplo mentalmente. La última se llevó a mi hermana pequeña de casa. ¿Te has dado cuenta de que Darlan se ha saltado la secuencia de las hermanas? Es que siempre he tenido un temperamento difícil y siempre he dejado claros mis ideales, y supongo que por eso siempre pensé que me salvaría de los matrimonios por acuerdos abusivos. Sin embargo, el hecho de que Darlan esté demasiado contento y demasiado festivo estos días, más esta reunión de reencuentro de última hora me dice que estoy literalmente jodido. Sin embargo, puedes estar segura de una cosa, no te lo voy a poner fácil y ni siquiera a ese mierdecilla de traficante que se presenta a marido del año.

- ¿Realmente necesito participar? Julia viene para que podamos ir al centro comercial.

Ya sabes cómo es tu hermano.

- Lo sé, es un puto tirano.

- No digas tonterías, hija. Se ha ocupado de todos desde que tu padre se fue.

- Lo sé, casando a sus hermanas por más dinero y poder.

- Hace lo que puede, Nina, y sabes que éste es nuestro destino.

- ¡Tu destino y no el mío, mamá! - gruño. - Mamá, sólo quiero elegir a mi marido, casarme por amor. Por el amor de Dios, ¿qué siglo es este?

- Eres una mujer y eres una Guerra, conoces muy bien tus derechos y deberes en esta familia, para eso te crié. Ahora deja de lloriquear y baja.  - Pongo los ojos en blanco. Total, si voy a ir a un sacrificio, iré con mi mejor estilo. Pienso, y después de que ella cierre la puerta, voy a mi armario y cojo unas cadenas gruesas y una cuerda, y salgo de la habitación. En la biblioteca como era de esperar, me encuentro a algunos peces gordos del narcotráfico sentados en sus sillas como si fueran los caballeros de la mesa redonda, mi hermano está en su imponente silla como si fuera un gran rey y a su lado, está Lolita Guerra, la reina. Mi entrada en la sala deja a todos perplejos, sin embargo, yo continúo con mi protesta silenciosa.

- ¿Qué coño es esto, Nina? - gruñe Darlan, mirando la gruesa cuerda que me rodea el cuello y las cadenas de mis muñecas. Mi ropa está manchada de sangre, quiero decir de Ketchup, pero eso no tienen por qué saberlo y para colmo estoy descalza, tengo el pelo revuelto y mi maquillaje, que antes era perfecto, ahora está embadurnado. Ante su brusquedad, me encojo de hombros y sigo caminando hacia el interior de la biblioteca, deteniéndome justo en medio de los hombres. - ¿Qué crees que estás haciendo?

- ¿No está claro? Sé que planeas casarte conmigo y esa es mi respuesta. - Levanto las manos con las pesadas cadenas. Se levanta de su trono y parece agazaparse ante mí, pero me mantengo firme y le miro directamente a los ojos.

- ¡Al diablo con lo que pienses o dejes de pensar! ¡Al diablo con tu ideología de vida! Eres una Guerra, Nina y tu función aquí es servir a nuestra familia. Y ahora mismo, tu función es entregarte a Thor, hacer realidad sus deseos y asegurarte de que nuestro trato sale bien.

- ¡Eso no es justo! - Rechino entre dientes.

- A la m****a la justicia, ¡maldita sea! Sólo estás aquí para escuchar. Y dentro de unos días tendremos una cena de compromiso. Quiero que lo recibas bien, que seas la mujer que debes ser y todo irá bien.

- Prefiero morir antes que casarme con este, ¡o con cualquier hombre impuesto por ti! - Darlan se echa a reír y yo me siento confusa. - ¿No crees en mis palabras? ¡Me mataré, Darlan! - El desgraciado hace un gesto desdeñoso. Es como si mi vida no tuviera ningún valor.

- ¡Bien! Hazlo después de la boda, durante la luna de miel o elige el mejor día para hacerlo, me da igual. Ahora quiero que te compres un vestido precioso y pongas tu granito de arena en esa cena, hermana mía, es todo lo que necesito. Estás despedida, lárgate de aquí con esta tontería.

- ¡Te odio, Darlan Guerra!

- No eres la única, mi querida hermana. ¡Ahora vete!

Mis deberes. ¿Y mis voluntades no existen? ¿Mis elecciones y mis deseos no importan? ¿Qué soy yo para él, un saco de patatas vendido en la feria? Bueno, si mi protesta no funcionó, me haré la niña mimada y maleducada y les demostraré que a Nina Guerra no se la gana tan fácilmente. Pienso decidida y me meto en mi habitación, dando un portazo más fuerte de lo necesario. Resoplo con fuerza y me tiro en la cama, mirando al techo. Una idea cruza mi mente y me río libertinamente. Este Thor no está perdiendo el tiempo. Tendrá una cena de compromiso inolvidable, ah sí, la tendrá.

***  

Dentro de unos días...

Rubio, alto, fuerte y guapo. Ya veo. Debo admitir que es bastante diferente de lo que esperaba. Muy diferente. El detalle del moño mal hecho casi en lo alto de su cabeza deja ver los hermosos aros en sus orejas y un pequeño trozo de tatuaje que envuelve su cuello. Y a pesar del entorno en el que vive, Thor va muy bien vestido, incluso parece un director general. Unos vaqueros oscuros que resaltan el contorno de sus gruesos muslos, una camisa blanca con los primeros botones abiertos dejando ver la gruesa cadena de oro y un medallón con una enorme estrella en el centro y también un traje azul marino abierto sobre la camisa, haciendo que su look sea muy informal. Nada más entrar en el salón de mi casa, sus ojos color miel me evaluaron sin ocultar su interés y aunque me gustó su figura, no puedo olvidar mi objetivo. Quiero ser libre y después de hacer lo que tengo en mente seguro que este hombre renunciará a este maldito matrimonio, esto hará que Darlan me odie en vida y en consecuencia me expulsará de casa.

- ¿Estás segura de que quieres hacer eso? - pregunta Julia en tono confidente para no llamar la atención en cuanto los hombres se marchan a la oficina.

- Claro que estoy segura. ¿Por qué pensabas que me rendiría?

- ¿Has mirado a tu pretendiente? ¡Jesús! Me casaría con él bajo el agua. - Resoplido audible. ¿Qué clase de comentario es ese?

- Porque para mí nada ha cambiado. Thor es igual que mi hermano y no pienso someterme ni a él ni a nadie. - Hace un gesto con los hombros.

- Muy bien.

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