Kate entró a la discoteca con el puchero más grande que había hecho en toda su vida… y eso que ella había hecho muchos y se sobaba el dorso de su mano que estaba ligeramente rojo. ¿Cómo se atrevía su esclavo a golpearla?
-Quieta ahí que tú no vas sola- el cuello de su camiseta fue agarrado por detrás y apretó su garganta.
Kate miró por encima de su hombro gruñendo sonoramente al humano detrás de ella que solo alzó una ceja. Al menos… al menos, no se había quitado la cadena alrededor de su cuello, pero su había guardado el otro extremo dentro de la ropa.
-No soy un perro para que me estés tirando, no te comportes como una niña haciendo un berrinche- le dijo Nicolae chasqueando la lengua.
-hasta Speicer me hace más caso que tú.
-Speicer es un perro y si sigues protestando te arrastraré de vuelta al auto y nos vamos de vuelta.
Kate iba a protestar, pero solo apretó sus labios. Ella sabía muy bien que el hombre podía cargarla sobre su hombro y sacarla de allí como sino pesara nada, y la v