Ariel Steinberg ha cerrado su corazón a toda aspiración amorosa luego de que su familía humillara publicamente al amor de su vida. Ha reprimido cada emoción al punto de ser catalogado como el Ceo de hielo, un hombre carente de sensibilidad que solo piensa en su compañia. Julieta Berton, una modelo que creía toda su vida planeada, ve como todo se derrumba al descubrir la infidelidad de su prometido. Por lo que se promete no permitir que ningún otro hombre juegue con sus sentimientos, y para eso no permitirá que nadie siquiera sea capaz de acercarse a su corazón. Sin embargo, cuando sus caminos se crucen al coincidir en el desarrollo de una campaña publicitaria, las defensas que han levantado para no sucumbir al amor podrían llegar a temblar y hasta ser derribadas.
Ler mais—¡No puedo creer que te hayas atrevido a hacerme esto, maldito bastardo! —grita una mujer de largo cabello rubio apuntando con el dedo a su prometido.
—¡Oh, vamos, cariño! ¡Fue solo una equivocación, no volverá a pasar, te lo prometo! —se excusa el hombre fornido tratando de ir hacia ella para abrazarla.—¿Cariño? ¡No te atreves a decirme así, Pablo, ni siquiera tienes derecho a mirarme al rostro! ¡Eres un maldito egoísta, poco hombre, un idiota engreído! —acusa la mujer poniéndose detrás de la mesada de mármol blanco de la cocina para evitar que se le acerque.—¡Cuida tus palabras, Julieta! He venido para intentar arreglar las cosas, así que ten cuidado con cómo me hablas —advierte el hombre entre dientes endureciendo su expresión ante los insultos que no está dispuesto a tolerar.—¡¿Y qué vas a hacer, gran hombre?! ¿Golpearme? ¡Solo inténtalo y me encargaré de que lo sepa hasta la última persona en el mundo, y luego a donde iras a jugar al fútbol será a la plaza del barrio de tu madre! —amenaza la mujer con las mejillas rojas por la rabia que siente.—No te atreverías… —murmura el hombre apoyando las manos en la mesada en señal amenazadora a pesar de que la expresión que ve en su novia le asegura que habla en serio.—Ponme a prueba y verás lo que sucede —afirma Julieta apoyando a su vez sus manos en la mesada para dejar en claro que no permitirá que la intimide.—Solo quiero arreglar las cosas, lo nuestro no puede terminar de esta manera. Fue un error, un desliz, había bebido demasiado —se excusa Pablo determinando que la estrategia de lograr una solución a la fuerza no le servirá.—¿Un error? ¿Así es como llamas ser infiel a tu prometida? ¡Íbamos a casarnos, Pablo! ¿No pudiste pensar en eso antes de encamarte con esa zorra? —reclama Julieta sintiendo asco con solo tener que mirarlo a la cara.—¡En verdad lo siento! ¿Qué otra cosas quieres que te diga? Yo solo te amo ati, cariño. Por favor, aun podemos ser felices —sostiene el futbolista poniendo su mejor cara de perrito mojado esperanzado de poder salir indemne de eso.—¡No, yo me merezco algo mucho mejor! Desde este día serás libre para encamarte con quien quieras, y en donde quieras —anuncia la mujer sacándose el anillo de compromiso del dedo y lanzándola encima de la mesada.—¡No puedes estar hablando en serio, Julieta! ¡La prensa me destrozaría, sabes que estoy a punto de tener el pase a Europa, esto podría echarme a perder todo, por favor! —suplica el hombre con temor en los ojos al poner en riesgo todo por lo que ha trabajado.—Ese no es mi problema, ¡Ahora vete de mi casa! —anuncia Julieta deseando ya no tener que seguir soportando su repugnante presencia.—Julieta… por favor… —susurra Pablo sintiendo un escalofrío recorriéndole la espalda al darse cuenta de que su amorío podría llegar a costarle mucho más caro de lo que se podría haber imaginado.—Tendrías que haberlo considerado antes, Pablo. Ahora vete antes de que llame a seguridad para que te ayude a hacerlo —anuncia la mujer aguantando las lágrimas que le inundan sus ojos verdes.—¡Vas a arrepentirte de esto, Julieta! ¡No voy a dejar que una zorra de pasarela me hunda, vas a volver arrastrándote a mí! —grita el futbolista con la respiración agitada haciendo un ultimo intento de intimidar a su pareja.—¡Ya vete! —exige la mujer apuntando con el dedo hacia la puerta.El hombre toma el anillo de la mesada y con los ojos enrojecidos por la furia que siente dentro de su pecho camina con los puños cerrados hacia la puerta, desea enseñarle a esa ramera un poco de respeto, pero como están las cosas no puede permitirse perder el control y sumar otra imagen negativa, ya suficiente tendrá con que su compromiso se vea roto porque le fue infiel. M*****a sea esa promotora que se le cruzó en la fiesta, o maldito sea su amigo que lo llevó a ese boliche sabiendo que no podría resistirse ante una buena mujer, ahora tiene que hallar una manera de lidiar con esto, una forma de no perder su pase a Europa.Al escuchar cerrar la puerta de un golpe Julieta se lleva la mano a la boca para permitirse llorar finalmente, deja que las lágrimas corran por sus mejillas sin contenerlas ya más, los sollozos escapan de su garganta como si una represa se hubiese roto dentro de ella. No puede creer que esté nuevamente ante otra decepción amorosa, otra relación fallida, otro hombre que la traiciona. Esta vez estaba segura que las cosas serían diferentes, haber logrado tanto tiempo de relación parecía el indicio de que esta vez había hallado al que sería su compañero durante toda la vida, pero solo fue una ilusa, una tonta enamoradiza que no vio, o no quiso ver cómo era realmente el hombre que tenía a su lado. —Tendría que haberlo sabido —murmura mordiéndose el labio inferior y meneando la cabeza con decepción, una estrella del fútbol en ascenso no tendría que haber sido su opción, si bien era atento y considerado, pero más de una vez había visto en él ese temperamento que incluso hoy le había mostrado, uno que llegado el momento podría convertirse en una agresión. Echando la cabeza hacia atrás, Julieta parpadea varias veces para obligar a sus lágrimas a detenerse, ese maldito traidor ni siquiera merece sus lágrimas. A pesar del dolor que le apretuja el corazón, no piensa darle el gusto de sufrir por él, él no vale la pena. Lo superará y seguirá adelante como la mujer fuerte que es, en un tiempo ese tonto futbolista será solo un mal recuerdo. Por lo que tratando de serenar su mente toma su celular buscando en la lista de contactos a su agente, necesita hablar con él para manejar el asunto de la separación con la prensa, no quiere tener que lidiar con todos esos periodistas acosándola para indagar sobre su vida privada como si fuese asunto de interés nacional. —Julieta, querida. ¿Cómo estás? —contesta el agente con una voz paternal siempre dispuesto a atenderla.—Hola, Héctor. Perdón por molestarte a esta hora, pero ha ocurrido algo… —informa la mujer esforzándose para no quebrar la voz.—¿Qué sucedió, cariño? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? —interroga el hombre con marcada preocupación en la voz al percibir que algo le ha pasado.Julieta esboza una débil sonrisa ante la reacción de Héctor, ese hombre se ha convertido casi en un padre para ella, no solo ha sido quien ha logrado convertirla en una de las mejores modelos del país, sino también es de las pocas personas que se preocupan genuinamente por ella. Incluso fue él quien le advirtió que Pablo no era una buena opción como pareja, que él ya conocía a muchos como él, pero ella se había entregado tanto a la ilusión de vivir un gran amor, de formar la familia con la que siempre había soñado, que no quiso escucharlo, prefirió pensar que eran solo prejuicios.—Tenías razón, Pablo no era confiable, era solo otro futbolista creyendo que el mundo giraba a su alrededor —murmura la mujer soltando un largo suspiro de pesar al tener que admitir su equivocación.—¿Las cosas no funcionaron? —pregunta Héctor con voz comprensiva, sabiendo que lo que menos necesita oír es que se lo había advertido.—Se fue a una fiesta y se encamó con una promotora, el idiota estaba tan borracho que ni se dio cuenta que ella se sacó fotos con él casi desnudo —informa Julieta sirviéndose un trago de whisky, nunca ha sido dada a las bebidas, pero la situación lo amerita.—¿Cómo supiste de las fotos? ¿La han subido a las redes sociales? —pregunta el agente preocupado de la situación.—No, esta chica quiso vender las fotos a la revista en la que trabaja mi amiga Lucía, ella se las compró y me las envió, pero no podrá esconderla a sus jefes por mucho más —responde la mujer agradecida con su amiga que le evitó la humillación de tener que enterarse de eso viéndolo en la televisión o en una revista.—Esa puede ser nuestra gran ventaja, arreglaré con esa revista para que des una nota, que tengan la primicia antes de que comiencen a dar vueltas esas imágenes por todos lados. No es necesario que lo linches, pero sí que tomemos la iniciativa y des tu versión antes de que él intente dar una historia que lo favorezca —plantea Héctor sabiendo que puede sonar un poco frío de su parte, pero solo está intentando protegerla.—Lo que tú digas estará bien. ¿Tan difícil es hallar un hombre que sea capaz de amarme, Héctor? —cuestiona Julieta con la voz empañada comenzando a preguntarse si ella hizo algo mal que la condujo a ese fracaso amoroso.—A veces el hombre es demasiado tonto como para valorar lo que tiene a su lado, pero no te des por vencida, ya hallarás al hombre digno de ti. Solo asegúrate de no conformarte con nada menor a lo que te mereces —alienta el agente con cariño deseando poder estar junto a ella para abrazarla y asegurarle que todo estará bien, o al menos eso espera.Julieta pone todo su esfuerzo en esbozar una gran sonrisa frente a la cámara que dispara varios flashes hasta que se detiene dando por terminada esa sesión de fotos con el vestido corte de sirena turquesa. Sin siquiera esperar algún comentario por parte del fotógrafo de cómo ha estado la sesión, la modelo se dirige lo más disimuladamente que puede hacia el baño para devolver lo poco que ha desayunado, hace por lo menos cinco minutos que se ha estado obligando a soportar las nauseas. —Has estado hermosa como siempre, ven a que te retoque el maquillaje, cariño —invita Keyla con una sonrisa amistosa señalando la silla de la modelo.—Por un momento creí que no terminaría nunca esa sesión —confiesa Julieta sentándose en la silla tomando un largo sorbo de su botella de agua mineral antes de tener que quedarse quieta para que la maquilladora haga su magia.—Bueno, por lo que he oído ya no nos queda mucho tiempo, según comentan Jaguer ha pedido que terminemos la campaña cuanto antes. Lo cual
Fernando mira el panorama que la ventana de su oficina le brinda, contempla los altos edificios que sobresalen de entre las demás edificaciones, como inmutables gigantes que se mantienen observando todo a su alrededor sin que el tiempo o lo que sucede a su alrededor les afecte. Tal y como creía que sucedía con él, que desde la altura de su vasto imperio podía manejar inmutable a los que estaban por debajo de su persona, sin embargo dadas las circunstancias ahora comienza a pensar que solo ha sido una ilusión, que el poder se le subió a la cabeza cometiendo el error de confiarse.—O quizás solo fui algo descuidado, pero de todas maneras aun estoy a tiempo para cambiar el rumbo de las cosas. Por más que crean que me llevan la delantera, eso no dudará mucho —murmura el empresario recostado tranquilamente en su sillón sin temer a sus adversarios.—¿Puedo pasar? —pregunta Timoteo entreabriendo la puerta de la oficina.—Adelante, muchacho. Dime, ¿Qué sucede? —responde el empresario giránd
—Debo hacer lo que hay que hacer, no pienso permitir que me roben a mi marido —murmura Carolina mirando su reflejo en el espejo del baño para convencerse de que solo hace lo que es necesario.Apretando los labios mira el test de embarazo positivo que ha dejado sobre la caja en el lavabo, no suyo por supuesto, usando el contacto de una amiga logró conseguir la muestra de orina de una mujer embarazada. La cual ha usado para hacer esa prueba, la cual presentará a Ariel, si él quiere ser padre, lo será, pero no solo del hijo de esa modelo, sino también del de ella. Y solo será cuestión de tiempo para lograr que él se preocupe más por ella que por Julieta, algo que seguramente él tratará de evitar por sus valores morales, pero solo necesita que esa modelo se sienta ofendida, que se de cuenta que solo es un estorbo para una familia que sí tiene un futuro.—Ese embarazo tuyo se convertirá en tu peor pesadilla, me aseguraré de que quedes sola, que poco a poco te linchen en los medios y redes
—Sí, ha dicho que se hará cargo, y quiere que permanezca aquí, aunque eso ultimo está por verse, la verdad es que aun no termino de decidirlo —anuncia Julieta a través del teléfono mientras mordisquea una tostada con mermelada de ciruela.—¡Oh, gracias a Dios, mis oraciones han sido escuchadas y respondidas! No puedes hacerte una idea de lo angustiada que estaba de que mi nieto podría no poder contar con su padre, un niño necesita de ambos progenitores. Aun cuando por ciertas circunstancias no puedan estar juntos —declara la madre soltando un largo suspiro de alivio.—Yo podría haberme hecho cargo de mi bebé sin ningún problema —replica la modelo algo ofendida por la exagerada reacción de su madre ante la noticia de que Ariel ha decidido tomar su lugar como padre.—Sé que lo podrías haber hecho, probablemente por ti misma hubieses sido capaz de darle al pequeño todo lo que necesite, no hacerle faltar nada. Sin embargo, dentro de ese pequeño siempre hubiese existido un hueco, el que so
—Gracias querida, ¿Crees que podrías traerle un café a mi acompañante? Quiero asegurarme de mantenerlo espabilado —pide Fernando a la mesera que sonríe divertida al ver al rechoncho abogado acercándose a la mesa para tomar asiento.—¿Es necesario que vengas tan lejos para tomar un café? —protesta Bernardo secándose el sudor de la frente con un pañuelo de tela.—Considero que no hay nada mejor que disfrutar de esta bebida junto al sonido del mar y esa refrescante brisa marina, todo puede llegar a parecer mucho más afable luego de comenzar el día de esta manera —sostiene el señor Steinberg agradeciendo con una reverencia de cabeza a la muchacha que deja la taza de café frente al abogado.—Pues espero que eso incluya el conocer lo que han arrojado los estudios de ADN que me pediste, siempre te las has arreglado para ponerme en aprietos para hacer magia con tus asuntos legales, pero esta vez te sobreexcediste con este tema —reclama el abogado extendiendo un sobre de papel madera aun cerra
—No puedo creer que tu suegro te haya salido con eso, se supone que debería estar de los pelos por el escandalo que esto podría provocar —comenta Stella entrando en la clínica junto a su amiga a pesar de que siempre ha detestado esos lugares.—Ese hombre está obsesionado con la cuestión de su apellido, después de todo esa ha sido una de las razones por la que presionó a Ariel a casarse conmigo, supongo que debería haber previsto que la cuestión de un heredero sería de vital importancia para él. Pero estaba tan enfocada en evitar que ella se atreviese a interferir que ni siquiera lo pensé —confiesa la mujer dirigiéndose hacia el consultorio de la especialista que le dará los resultados de fertilidad.—Sí, aún no puedo creer que la hayas puesto a ella como la madrina de tu boda y no a mí, me sentí muy decepcionada debo decir —protesta la amiga apretando los labios con el enojo que aún le dura, sobre todo con lo mucho que podría haber brillado en ese evento.—Tuve que hacerlo, hay que te
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