Nicolás permaneció de pie, mirando la puerta por donde Gabriel Ledesma había salido. Las palabras del aprendiz de Adrián aún resonaban en su mente. "No hay segunda oportunidad si eliges mal." Era una sentencia clara, una advertencia disfrazada de oferta. Y aunque todo en su ser le decía que no debía confiar en Gabriel, también sabía que el poder de las Sombras seguía siendo una amenaza real. No había acabado con ellas, solo había cambiado de manos.
Helena se acercó lentamente, sus pasos suaves y calculados en el silencio del cuartel. Llevaba observando la conversación desde las sombras, sin intervenir, pero sabía que este era el momento de hablar.
—Nicolás… —su voz sonó suave, pero cargada de emociones contenidas—. Tienes que aceptar el trato.
Nicolás se giró hacia ella, sorprendido por sus palabras. Su ceño se frunció ligeramente mientras intentaba procesar lo que acababa de escuchar.
—¿Aceptar el trato? —repitió, incrédulo—. ¿Estás hablando en serio, Helena? ¿Sabes lo que significa?