El CEO misterioso
El CEO misterioso
Por: Sami O. Ortega
capitulo 1

Kan, punto de vista...

Había sido un día largo y duro de trabajo, debíamos conseguir cuanto antes una catadora de sabores, queríamos innovar nuestros sabores de jugo y gaseosas.

Salí de la empresa, me subí a mi auto, y comencé a manejar...

Estaba tan metido en mis pensamientos, que no vi cuando choque contra una chica que venía saliendo del estacionamiento de la empresa.

Rápidamente, me bajé de mi auto.

Ella estaba desmayada en el piso del estacionamiento.

Era una hermosa chica de cabello castaño, piel blanca, para mí estaba pálida.

Me acerqué a ella, y le coloqué la mano en el cuello para ver si aún tenía pulso o estaba muerta.

¡Por Dios!! ¿Por qué a mí?, mi día no podía empeorar, primero no encontraba catadora de alimentos, ahora atropelle a una mujer, no sé reconocer si está inconsciente o no.

Le di unas palmaditas en el rostro para ver si despertaba.

Ella comenzó a moverse, me asusté.

Luego saqué mi teléfono del bolsillo de mi traje.

Comencé a llamar a mi asistente Dennis.

- ¿Dígame jefe?, ¿Qué necesita?, Jefe, le informó que conseguimos una catadora de alimentos.- Me pregunta, mientras me informa sobre lo que me tenía estresado todo el día.

- Necesito que bajes y me ayudes a subir a una mujer a la cual atropellé a mi auto. - Le respondo un poco nervioso.

- Jefe, ¿Necesita que llame a los abogados?, Y si mejor, llamamos a una ambulancia.-

- No, no, estás loco, sería un escándalo para la compañía, lo mejor es llevarla al hospital, y luego callarla con dinero. - Le digo rápidamente.

- Ya voy bajando en el ascensor, para el estacionamiento. -Me dice, para luego colgar la llamada.

La extraña se había sentado, mientras yo estaba de espalda hablando por teléfono.

Cuando voltee me asuste al verla dándome una mirada de furia, se notaba que quería matarme.

Me acerqué lentamente a ella, con precaución de que no me golpeara.

- ¿Te encuentras bien? - Le pregunto un poco preocupado.

- Estás loco, ¿cómo se te ocurre atropellarme?, ¿en qué venías pensando? - Me grita molesta.

La muy desquiciada me arrojó uno de sus zapatos de tacón, casi me golpea, pero pude esquivarlo rápidamente.

Dennis apareció, antes de que yo pudiera contestarle nada a la hermosa chica.

- Señorita Connor, no debería de gritarle al señor Welter, debió de haber sido un accidente. - Mi secretario comienza a darle disculpas a la chica en mi nombre.

Le hago varias señas de que haga silencio, mientras la chica lo mira anonadada.

- Lo siento, señorita, no quise atropellarla, por favor, acompáñeme al hospital, la llevaré a que la revisen, sé que es lo que el presidente de la compañía habría hecho en mi lugar. - Le miento, yo soy el presidente de la compañía, pero no se lo quiero decir, conozco a las mujeres, todas quieren dinero y poder, por eso continúo siendo anónimo para todos mis empleados, con excepción de mi secretario.

- Sí, así es señorita Connor, el señor Welter es el contador de la compañía, está bajo mucha presión en este momento, quizás por eso no pudo verla en el camino. - Le informa mi secretario.

- Está bien, pero si vamos al hospital, usted cubrirá todos los gastos, yo no tengo seguro, apenas me acaban de contratar como catadora de alimentos en este lugar, y usted viene con su gran auto y me atropella. - Me contesta aún molesta, mientras me arroja su otro zapato, pero este si me golpeó, me descuide por estar viendo las hermosas piernas de la chica, su falda estaba un poco levantada.

- Está bien, señorita Connor. - Le digo calmado, intentando disimular mi erección.

Mientras me acercó a ella para ayudarla a subir al auto, puedo oler su perfume, huele delicioso, como quisiera tenerla en mi cama.

Mi secretario me ayuda un poco, mientras yo le hago señas de que se puede retirar.

Yo me ocuparía del problema.

Comencé a conducir, la llevé a la clínica más cercana.

Luego hice que la atendieran en emergencias, la chica aún continuaba molesta mientras le colocaban un yeso en el pie, casi hasta la rodilla.

Yo fui a pagar los gastos de la clínica, mientras los médicos hacían su trabajo, luego pase por una cafetería, y le compre algo de comer, y un postre, eso siempre hacía feliz a mis hijos cuando tenían accidentes.

Volví a la habitación en donde ella estaba.

Una enfermera estaba contenta de verme.

Le dijo muy contenta, - Mira amiga, tu novio regreso, se nota que te quiere. -

Yo me sonrojé, y la chica también, hasta bajo la mirada, tiendo a actuar de tímido para conseguir lo que quiero de las mujeres, siempre caen con eso.

La enfermera se acercó a mí...

- Por favor, cuida mucho de Hary, la conozco desde la universidad, y se cree súper fuerte, la realidad es que vive distraída y accidentada, casi todos los días estaba metida en la enfermería de nuestro dormitorio curando algún raspón o herida que se hacía. - Me dice un poco avergonzada.

- Está bien, trataré de cuidar muy bien de ella, lo prometo. - Le digo de manera muy tranquila, mientras miró fijamente a los ojos a Hary.

Yo si quiero cuidarla, pero en mi cama, no tiene nada de malo, está loca mujer me provoca muchísimo deseó, me carga como perro en celo.

Por alguna extraña razón, esta chica hacía que mi corazón latiera muy acelerado, como si quisiera salirse de mi pecho, con solo mirarme a los ojos.

Me acerque a ella, y le di una sonrisa ladina.

- Te traje algo de comer, se que las personas que estaban en la entrevista para el puesto de trabajo, no habían comido nada en todo el día, mientras eran entrevistados para el puesto como catador de alimentos, por favor come algo, también te traje pudín de chocolate y vainilla, cuando era pequeño siempre me gustaba el postre, más cuando tenía accidentes como estos.- Le miento un poco sobre mi vida.

Jamás tuve esa clase de accidentes, ya que tenía muchas niñeras que cuidaban de mi, mi madre jamás estaba, soy único hijo, y el heredero de una gran compañía.

- Gracias, discúlpame por haberte dado tantos problemas, y sobre todo disculpame por haberte gritado, fui yo la culpable de ese accidente, yo no estaba mirando a los lados, es que estaba tan feliz, tenía meses sin empleo, y mis deudas universitarias me estaban consumiendo, me emocioné tanto que quise contárselo a mis amigas, perdón. - Me responde con algo de vergüenza, mientras baja la mirada, y toma un poco de agua.

Me senté en la camilla del hospital al lado de ella, quería oler su perfume un poco.

- Tranquila, no pasa nada, esperemos a que te den de alta, y luego te llevaré a tu casa. - Le dije calmado, por alguna extraña razón, estar cerca de ella me causaba calma, aunque no lo niego su cuerpo cada vez más alimentaba mis deseos por ella.

Esto no estaba en mis planes...

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