8 años la había perseguido, durante 96 meses la había cuidado, creía conocerla, creía tener todo bajo su control, como Amir lo necesitaba, pero Olivia resultó ser una caja de sorpresas, y ahora debía de enterarse que al diablo, las sorpresas no le gustaban.
—Amir, Dios Santo.
Se quejó Olivia, cuando por poco y lo tuvo que empujar para poder respirar, pues el CEO, casi la mata con el feroz beso que le dio.
—Quítate la ropa, por favor.
Olivia no podía descifrar la mirada de Amir, mucho menos comprendía el peligro en su voz.
—No creo que sea momento para…
—Créeme que es el mejor momento Olivia, porque no sé cuánto tiempo pueda contenerme, necesito que me ayudes a lidiar con la furia que me recorre en este momento, o no sé de lo que sea capaz de hacer.
Ese Amir Rossi que estaba frente a ella no lo conocía, aunque fuese el mismo con el que había dormido, y con el que estaba viviendo, no era solo el tono amenazante en su voz, era la oscuridad en sus ojos, la seriedad cincelada en su rostro