Louis era, sin duda, un hombre despreciable, pero jamás un necio; más bien, se valía de una astucia retorcida y una habilidad casi innata para manipular a quienes le rodeaban, fue gracias a ello, que durante años había conseguido que otros hicieran el trabajo sucio por él, manteniéndose siempre a la sombra, moviendo los hilos a su antojo, sin embargo, los tiempos cambiaban y, ante la nueva situación, su mente comenzó a trabajar a toda máquina.
Ya tenía claro quién era el culpable de haber conquistado a Olivia, Amir Rossi, el enigmático CEO de La Sombra de la Moda, algo que le resultaba casi inconcebible que un hombre así, poseedor de una fortuna colosal, un atractivo que eclipsaría a cualquier estrella de cine, menos a él claro, pero que sin lugar a dudas también poseía la capacidad de tener a cualquier mujer rendida a sus pies, hubiese puesto los ojos en Olivia.
Aunque no negaría que la regordeta poseía un rostro hermoso, su figura escapaba de los cánones que tanto idolatraba Louis,