Dos semanas habían transcurrido, dos semanas donde Olivia se creyó transportada a otro mundo, donde solo existía la perfección, y qué decir de Amir, quien parecía estar caminando sobre nubes de algodón de azúcar, su sonrisa regresaba a él de forma natural, tanto así que incluso Alejandra podía ver que su hijo ya no cargaba esa sombra de culpa en su mirada, bajando quizás la guardia con Gul, odiándola un poco menos, y cuando Amir al fin se estaba preparando para volver a probar en cuerpo y alma a su diosa, esta le quitó la nube rosada en la que estaba parado, sin previo aviso.
—Debemos regresar, creo que lo más prudente sería que empaquemos ahora y salgamos como mucho luego del almuerzo.
Amir la vio con sorpresa, sin saber muy bien qué decir, o qué hacer, la relación entre ellos había avanzado a pasos agigantados, fluía como un rio fluye hacia el mar, pasó de haberla llevado casi obligada a Italia, a tenerla a su lado y caminar en las tardes sobre por amplio viñedo, como así también a