Amir entró en la oficina de su padre, Simón, con una determinación tan luminosa en el rostro que parecía haber dejado atrás cualquier sombra de duda.
Las palabras de Olivia seguían resonando en su mente, especialmente aquel reproche sincero lanzado en el almuerzo, ese de que nunca le había pedido ser su novia, y por supuesto que Amir la conocía bien, sabía que Olivia no era una mujer que se dejara arrastrar por las circunstancias, ella no había dicho aquello solo para molestarlo, o llevarle la contra frente a su familia, y precisamente por eso, sentía una felicidad genuina al tomar esa decisión, quería enmendar su error, demostrarle con hechos lo que realmente sentía.
Mientras tanto Simón, que estaba concentrado en sus documentos, levantó la vista apenas percibió el movimiento de la puerta y al ver el brillo especial en los ojos de su hijo mayor, no pudo evitar arquear una ceja, intrigado por esa alegría desbordante que no se disimulaba.
— ¿Qué pasa, hijo? — preguntó, dejando el bolíg