Mentir era algo muy fácil que le salía a la perfección al diablo italiano, ocultar la verdad, era algo muy diferente, ¿cómo podía contarle su historia a Olivia, omitiendo la parte que él sabía muy bien la alejaría de su lado?, ¿cómo abrirle su corazón para que vea su pena, su dolor, sin que en el camino la perdiera para siempre?, no lo sabía, pero debía de intentarlo, por lo que decidió apegarse lo más que pudiese a la realidad.
—Mi madre Alejandra Santoro, no estaba casada con Simón Rossi cuando quedó embarazada, esa es una larga historia, una que no me corresponde a mí contar, y aun así es el comienzo de mi historia.
Olivia tenía más de una pregunta por hacer, porque solo unos minutos antes Amir le había asegurado no solo que su madre era una Santa, sino que también aquella mujer había vivido en un convento, ahora el saber que la señora Rossi Santoro había gestado sin estar casada, no la escandalizaba, pero sí le llamaba la atención, y aún así, guardó silencio, no interrumpiría a Am