Mundo ficciónIniciar sesiónCuando cayó la noche, la ciudad parecía rendirse ante el brillo del evento. Las luces de los rascacielos parpadeaban como si quisieran competir con el resplandor de los flashes. Limosinas llegaban en cadena frente al Grand Royal Hotel. Fotógrafos se alineaban a ambos lados de la alfombra roja, sus lentes atentos a cada movimiento. El aire olía a perfume caro, a tensión y veneno.
Cada invitado descendía de su vehículo con la elegancia medida y ensayada que solo las esferas más altas podían fingir con naturalidad. Las cámaras capturaban cada pestañeo, cada joya, cada roce de seda sobre piel. Era más que una gala benéfica. Era el campo de batalla del poder disfrazado de glamour.En la mansión Montenegro, Greeicy se miraba al espejo con una mezcla de nerviosismo y control. La peinadora deslizaba con delicadeza los dedos por su peinado, ajustando el último broche con piedras de zafiro incrustadas. Su cabello, recogido en un moño bajo y pulido, dejaba al descubierto el c






